viernes, 20 de marzo de 2009

Aunque lo intenten, ¡¡¡No nos callarán!!!

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Ya sabemos que toca hablar de crisis. La crisis económica está haciendo mella entre la población, no hay más que acudir a las cifras del paro para echarse a temblar: hemos finalizado el 2008 con 3 millones de ciudadanos en situación de desempleo, se dice pronto. Es ésta una crisis que afecta a la población en cuanto a la cobertura de sus necesidades básicas: el trabajo y la vivienda son dos derechos reconocidos en nuestra Constitución que estamos a años luz de que sean una realidad, y esta crisis ha hecho que suframos un grave retroceso en cuanto a su consecución. Ni que decir tiene que nos encontramos ante una crisis internacional que trasciende el ámbito municipal.

Pero esta no es la única crisis que estamos viviendo en Colmenar Viejo. Dejando a un lado la crisis que afecta a nuestros bolsillos, a nuestra situación económica y social, vamos a hablar de otra crisis que tenemos en el plano local, una crisis propia, autóctona, en la que está presente la impronta del Partido Popular colmenareño. Se trata de una crisis democrática, más espiritual que la económica, pero que afecta a uno de los pilares básicos del Estado de Derecho, estamos hablando de ausencia de debate político. Para demostrar esta afirmación, vamos a centrarnos en el funcionamiento de los Plenos Municipales que deberían ser el foro de discusión y debate por excelencia.

Hay que avanzar que las sesiones plenarias cada vez tienen menos contenido. Ya se encargó el Equipo de Gobierno al comenzar la legislatura de mermar sus competencias delegando muchas de ellas en la Junta de Gobierno Local. De esta forma logró que muchas decisiones pudieran “guisarse en la cocina popular” evitando ponerlas en común con la oposición. De todas las maneras, hay cuestiones de gran calado social que, en sí mismas, merecerían su discusión en el Pleno Municipal, independientemente de la obligatoriedad o no de su aprobación en éste. No podemos obviar que es el único escenario abierto a la ciudadanía, gozando además de una cierta repercusión mediática y de una cobertura informativa que se nos antoja indispensable en asuntos de excepcional interés general. El Grupo Municipal del Partido Popular, en su democracia de diseño, entiende que esta transparencia no es necesaria.

Otra vía para llevar asuntos a los Plenos es a través de las propuestas presentadas por los Grupos Políticos. El problema es que los concejales populares tienen la posibilidad de vetar el debate. Basta con sus votos para “desaprobar la urgencia” y usurpar a los ciudadanos de la discusión política. De esta manera ni siquiera tienen que “mojarse” dando a conocer la opinión que sobre la propuesta pueda tener el Equipo de Gobierno. En este sentido, podemos poner varios ejemplos de mociones de Izquierda Unida que no han podido se discutidas: constitución de la Mesa de Dinamización del Comercio Local, creación del Consejo Sectorial de Movilidad Urbana y del Transporte Público, creación del Consejo del Inmigrante…Una tras otra, nuestras mociones quedan bloqueadas en origen. No sabemos si se trata de una técnica de desgaste, pero lo que sí sabemos, aunque el Partido Popular se empeñe en que cunda el desánimo, es que vamos a seguir trabajando con las mismas ganas de siempre.

Otro medio que tiene la oposición de ejercer el mandato ciudadano de controlar al Gobierno son las preguntas plenarias. Como el Partido Popular hace uso indiscriminado de su legítimo derecho a utilizar la mayoría absoluta para no dar cuentas a nadie, el Grupo Municipal de Izquierda Unida, hizo uso de las preguntas plenarias. Entendíamos que, de esta forma, lograríamos al menos que nos dieran algunas explicaciones que pensamos de vital interés para la ciudadanía. Ejemplo de ello son las preguntas relativas a las obras de la Plaza del Pueblo: cuál es el proyecto, qué uso le va a dar a esas plazas de aparcamiento…Pero claro, con la mayoría absoluta hemos topado, la normativa no obliga a contestar al Equipo de Gobierno en ese Pleno, y nos habíamos olvidado de que nada van a hacer que no sea obligatorio, por tanto pueden utilizar su facultad para acogerse al derecho a la pereza. Es triste pero es así.

En fin, expuesto queda el desprecio del Equipo de Gobierno a los Plenos Municipales. Ante la ausencia de espíritu democrático de nuestros principales mandatarios sólo nos queda seguir trabajando.

El problema de esta crisis democrática es que, mucho me temo, para lograr superarla debemos esperar a las próximas elecciones municipales, mientras tanto, ahí estará el Partido Popular viviendo de la mayoría absoluta. Descansen ustedes, no se vayan a herniar!

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